En Lo Que Creemos

«Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén«. Mateo 28: 18-20

1. Creemos que la Biblia, en todos sus 66 libros, fue inspirada íntegramente por el Espíritu Santo; por lo tanto, todos los temas tratados en ella, están revestidos del sagrado carácter de inerrancia. (2 Pedro 1:19–21; 2 Timoteo 3:16, 17).

2. Creemos que hay un solo, eterno y verdadero Dios, creador de los cielos y de la tierra y de todo lo que en ellos existe, El cual rige toda existencia en forma recta, sabia y bondadosa (Génesis 1:1–31; Deuteronomio 6:4, 5).

3. Creemos que Dios – Uno, existe eternamente en tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero en perfecto, absoluto y eterno acuerdo (Génesis 1:26; Juan 14:25; Juan 15:26; Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14).

4. Creemos que Jehová Dios es la suprema y única autoridad en los cielos y en la tierra; y resistirse a reconocer su absoluta soberanía, es caer en tenebrosa rebelión y en eterna condenación (1 Crónicas 29:10, 11; Ezequiel 28:12–19; Isaías 14:6–20).

5. Creemos que Dios mantiene su Soberanía en la tierra a través de la delegación de su autoridad, con la cual le da su investidura espiritual a los seres humanos mediante el orden natural, el designio del orden establecido legal, o por delegación bíblica y personal (Romanos 13:1, 2, 5; Juan 3:27; Mateo 11:29; Éxodo 20:12; Efesios 5:21–24; 6:1–3).

6. Creemos que Jesucristo es verdadero Dios, por el engendramiento del Espíritu Santo; y verdadero hombre, por la concepción milagrosa en la virgen María; unidos en una persona para siempre; enviado para ser el único Redentor de toda condenación y el único Señor del hombre y de la creación, mediante su sacrificio voluntario en la cruz; resucitado de entre los muertos con un cuerpo glorificado; sentado a la diestra de Dios Padre, en donde intercede incesantemente por los suyos;  constituido en único mediador entre Dios y los hombres; y que volverá otra vez a la tierra en forma personal, visible y corporal, para consumar la historia del hombre en el perfecto plan de Dios (Juan 1:1–3, 14; Isaías 7:14; Mateo 1:23; Isaías 9:6; Lucas 1:35; Juan 10:30, 33; 14:9,11; Romanos 9:5; Filipenses 2:5 –11; Juan 20:28,29; 1 Pedro 3:22; Juan 1:29; Apocalipsis 1:5, 6; 1 Corintios 15:13–22; 1 Timoteo 2: 5; Mateo 24:30; 26:63, 64; Apocalipsis 1:7, 8).

7. Creemos que el Espíritu Santo tiene todos los atributos de la deidad, y manifiesta todas las características de la personalidad, con capacidad para pensar, sentir y decidir libre e individualmente, pero en perfecta y eterna concordancia con el Padre y con el Hijo. Vino a la tierra, enviado por el Padre y por el Hijo, para glorificar al Hijo, aplicando su obra salvadora a los hombres, mediando su residencia y sello indeleble en el corazón de sus creyentes, y compartiendo con estos sus siete virtudes, su fruto y sus extraordinarias habilidades y destrezas sobrenaturales, las cuales toma del mismo Jesús (Juan 16:8-14; Mateo 4:1; Juan 4:24; 14:16, 17; 1 Corintios 2:11; Efesios 4:30; 1 Corintios 12:11; Romanos 8:11; Tito 3:5, 6; Isaías 11:2; Apocalipsis 1:4,5; 4:5; 5:6; Gálatas 5:22, 23; 1 Corintios 12:4–11).

8. Creemos que el hombre fue creado originalmente por Dios, a su imagen y semejanza, para relacionarse directamente con El, señorear sobre la tierra, y crecer y multiplicarse. Creemos que para cumplir estos propósitos, Dios creó al hombre con espíritu, alma y cuerpo, respectivamente, y su alma con intelecto, sentimientos y voluntad (Génesis 1:26-28; 1 Tesalonicenses 5:23).

9. Creemos que el hombre pecó originalmente al aceptar la tentación del diablo de desconocer la soberanía de Dios, rebelarse en su espíritu, y finalmente desobedecer su perfecta voluntad. Creemos que este “pecado original”, que fue libre y voluntario por parte de los primeros padres, afectó a todas las siguientes generaciones humanas, las cuales quedaron también en completa separación de Dios, y bajo total condenación divina (Génesis 3:6; 1 Corintios 15:22).

10. Creemos, según la palabra revelada y según la historia, que a raíz de la caída, el hombre sólo puede generar maldad desde su interior, y que no tiene capacidad para hacer lo que esté en perfecta concordancia con la voluntad de Dios; por lo tanto, los resultados de su estancia en la tierra son injusticia, deslealtad, destrucción, maldad, guerra y muerte (Isaías 1:6; Marcos 7:20-23).

11. Creemos que, en el momento de la caída, Dios le dio al hombre la esperanza de la redención, prometiéndole un salvador que le restauraría a su posición original (Génesis 3:15).

12. Creemos que la salvación del hombre es totalmente producto de la gracia de Dios, sin costo alguno para el hombre; y que no es producto total o parcial de obra o bondad humanas, ni de ceremonias religiosas de ningún tipo, para que sea solo gloria de Dios. Creemos que la gracia salvadora de Dios se alcanza solo por la fe en el sacrificio de Jesús, y en el derramamiento de su sangre, la cual fue traída por el Espíritu Santo de parte de Dios. Toda esta convicción y salvación, es aplicada en el creyente mediante la obra del Espíritu Santo en el individuo (Efesios 2:8-9; Juan 3:16; Romanos 6:23; Juan 1:12; Juan 16:8).

20. Creemos que Dios estableció, de manera expresa, que su obra en la tierra sea realizada con los recursos recaudados a través de las décimas de sus ingresos, que libre y voluntariamente ofrezcan sus hijos, dentro del seno de la iglesia. Creemos que la disciplina de los “Diezmos” le significa especial bendición a los ofrendantes y a sus familias (Mateo 23:23; Deuteronomio 14:22; Números 18:21; Levítico 27:30; Hebreos 7:1–4, 8, 9; Malaquías 3:8–12; 1 Corintios 9:3, 4, 7–14; 2 Corintios 9:6–8).

21. Creemos que el Señor Jesucristo ordenó a su iglesia, y por ende a todos sus creyentes, que proclamen su evangelio a todo el mundo, y que ganen y formen seguidores amorosos y disciplinados, que a su vez proclamen su glorioso nombre (Mateo 28:18–20; Juan 20:20-22).

13. Creemos que es privilegio de todos aquellos nacidos por el Espíritu Santo, estar seguros de su salvación desde el mismo momento en que confían en Cristo como su único Señor y Salvador. Creemos que esta seguridad no está basada en ninguna clase de mérito o sentimiento humanos, sino que es producida por el testimonio del Espíritu Santo, quien confirma en el creyente el testimonio de Dios contenido en su palabra (Tito 3:5; Juan 10:28; Romanos 10:9-10).

14. Creemos que la voluntad de Dios para el cristiano, es que se esfuerce, por el Espíritu, a vivir cada día sobre: la Biblia, la Oración, la Comunión fraternal, la Evangelización, y la Obediencia. Creemos que mediante la práctica incesante de estas disciplinas espirituales, Dios le concede al creyente cristiano la gloriosa experiencia de la “Vida Abundante” que Jesús promete en Juan 10: 10, permitiéndole a su vez, experimentar la fe, la esperanza y el amor, perdidos en Edén.

15. Creemos que uno de los resultados ineludibles de una genuina conversión al señorío de Jesucristo y su salvación, es el ejercicio del amor fraternal con otros creyentes, expresado en el seno de la iglesia cristiana (1 Juan 3:16-18; Hebreos 10:25; 2 Corintios 8:24).

16. Creemos que la iglesia cristiana, de acuerdo a las sagradas escrituras, tiene cuatro propósitos fundamentales: Adorar a Dios, Formar a los creyentes, Fraternizar en el amor del Señor, y Testificar ante el mundo.

17. Creemos que la iglesia cristiana tiene a Jesucristo como su único fundamento o Roca, y como su única cabeza y autoridad espiritual (Efesios 1:22; 4:15; 5:23; 1 Corintios 3:11; 10:2–4; Mateo 21:42a, 44; 1 Pedro 2:4, 5, 6, 8.

18. Creemos que la iglesia cristiana es el cuerpo de Cristo en la tierra (1 Corintios 12:12, 13, 27; Mateo 18:20; Efesios 1:23).

19. Creemos que el Señor Jesucristo dejó para su iglesia dos ordenanzas ineludibles para todo cristiano genuino: el Bautizo y la Santa Cena. Sin esta práctica periódica no se puede vivir la vida cristiana en toda su plenitud (Mateo 28:19, 20; Lucas 7:14, 15, 19).

22. Creemos que el creyente cristiano de la última generación, debe estar preparado para el día en que sea librado de la inminente tribulación, a través del evento sobrenatural llamado “Rapto” o “Arrebatamiento”, mediante el cual los cristianos fieles serán sacados de la tierra por el mismo Señor Jesucristo, de manera inesperada, para que tengan gloriosa e inquebrantable comunión con Él (Juan 14:1–3; Mateo 24:40–42; 1 Corintios 15:50).

23. Creemos que después de la tribulación sobre la tierra, Jesús volverá por segunda vez con todos los santos raptados, en forma gloriosa, física, visible y mundial; y destruirá a un líder político que estará rigiendo el mundo, llamado el anticristo, y a su ejército (Apocalipsis 1:7; Apocalipsis 19:20-21; 20:1-3). 

24.  Creemos que el Señor Jesucristo, a partir de su segunda venida a la tierra, reinará físicamente en la tierra por mil años, trayendo justicia y paz verdadera y duradera (Apocalipsis 21).

25. Creemos que luego vendrá el juicio final y la gloria eterna de los creyentes, así como la destrucción definitiva del maligno y de los incrédulos (Apocalipsis 22).